Ciencia y arte

Es innegable el potencial transformador de la vivencia estética, y por ello la convocamos en nuestra propuesta clínica, utilizando piezas de la literatura universal, el cine, la poesía o la música, con claves existenciales que no están en otros lados.

Así es: la psicología no es sólo método analítico, reflexión y palabra. Es también estímulo estético, capacidad transformadora de la creación artística, el otro lado del espejo de Alicia.

En un curso virtual diseñado para la UNESCO, y en el que abordamos temas áridos y complejos como la desigualdad y la violencia en nuestra región, decidimos cerrar cada módulo con la narración de cuentos populares, de orígenes y tradiciones diversas. Con estos cuentos el narrador, nuestro buen amigo François Vallaeys, llega al alma de cada participante, restaurando el sentido del aprendizaje sobre la humana condición que allí está, viva y latiendo. François sostiene que “los cuentos no están hechos para dormir a los niños, sino para despertar a los adultos”. Y la gente, restaurada, agradece el despertar. 

La utilización terapéutica del cine constituye en la actualidad una importante línea de investigación y práctica clínica psicoterapéutica. Películas como “Los Coristas” o “Cinema Paradiso”, por ejemplo, son joyas del cine que no sólo muestran atributos de altísima calidad técnica: lo son porque llegan al centro del ser humano y lo rescatan de la marginación o el olvido. Son tan especiales porque son transformadoras: nadie sale igual que cuando entró a la sala de cine; sale siendo mejor persona, aunque aún no lo sepa. En el diálogo terapéutico, descubrimos juntos esas transformaciones.  

Para el célebre crítico literario Harold Bloom, la obra de Shakespeare es fundante de la subjetividad de nuestro tiempo: “la invención de lo humano”, pregona respecto a la obra del bardo inglés. Pero más acá del análisis y la crítica literaria, ¿quién no se conmueve con las líneas de sus personajes?, ¿quién no se reconoce en los espejos de Hamlet, Lear, Macbeth, Ofelia…? Pero más aún, ¿quién no descubre algo de sí mismo que hasta esa lectura no conocía? Así de poderosa es la buena poesía.

“Ese disco me cambió la vida de inmediato, me transportó a un mundo que jamás conocí; fue como una explosión, como si hubiera estado caminando en la oscuridad, y de repente toda esa oscuridad era iluminada, como si me hubieran liberado…” 

Esto dijo Bob Dylan, en su discurso de recepción del Premio Nobel de Literatura, en referencia al disco de Lead Belly “Cotton Fields”, que alguien le regaló a sus 18 años.

¿Qué ves cuando ves una fotografía de Sebastião Salgado, o un retrato de Gisèle Freund, o alguna instantánea de Doisneau? ¿Qué imaginería orienta tu percepción? ¿De qué universo te permite hablar esa imagen? ¿Qué se destapa allí de lo que estaba oculto? 

En una entrevista, la célebre fotógrafa americana Imogen Cunningham declaró “la fotografía comenzó para mí con la gente, no importa cuál es el interés que haya dado a las [otras] cosas, pero nunca he abandonado totalmente el verdadero significado de la vida humana. Como documento o registro de la personalidad, siento que la fotografía no es superada por ningún otro medio gráfico".